El bienestar de la población depende de la satisfacción de sus necesidades básicas, tanto en términos económicos y sociales como ambientales. Es decir que para que el Plan Nacional de Desarrollo 2030 alcance sus objetivos, a más de los proyectos de medio ambiente y del sector productivo, se debe atender a las más imperiosas necesidades sociales. Del diagnóstico del Plan Nacional de Agua y Saneamiento y del Plan Nacional de la Gestión Integral de los Residuos Sólidos, realizados por las autoridades sectoriales se concluye que los indicadores de gestión y cobertura son de los más bajos de las Américas. Lo que conllevan problemas y déficit del sector del saneamiento a estados críticos en ciertas zonas del país, con incidencia en la seguridad y productividad de la población.
La gestión de los servicios del saneamiento público y ambiental en la actualidad plantea varios retos incluyendo: la variabilidad espacial y temporal de la oferta hídrica; el deterioro de los hábitats que proporcionan servicios ecosistémicos relacionados con el agua; el déficit en el tratamiento de aguas residuales; la alta vulnerabilidad a los riesgos relacionados con la calidad del recurso; variabilidad y cambio climático. Así mismo, a pesar de los avances en materia de acceso a agua potable, persisten necesidades como: las brechas para el acceso a los servicios de saneamiento; problemas en la gestión de las empresas prestadoras de servicios; falta de atención a la sostenibilidad ambiental y gestión del riesgo con especial atención al manejo de causes hídricos urbanos; servicios inadecuados de recolección, tratamiento y disposición de aguas residuales y residuos sólidos. En este contexto, se reconoce que la formación de profesionales en conocimientos teóricos y prácticos relevantes, es una condición fundamental para enfrentar estos retos y avanzar hacia el desarrollo sostenible del país.